Agradecimientos
Marco
Tu presencia amorosa e incondicional es la mayor bendición de mi vida; juntos hemos superado momentos obscuros y hemos disfrutado inmensas alegrías.
Tu amor, apoyo, empuje, cercanía, ejemplo, comprensión y ternura llenan de música cada uno de mis días.
Juan Pa, Santi e Inés
Muchas gracias por haber compartido con cariño, solidaridad y mucho sentido del humor los vaivenes de mi reciente etapa estudiantil, en esta “segunda reencarnación”.
Su perspectiva del mundo y su manera de ver la vida, son lecciones constantes que enriquecen mi panorama vital y me ayudan a entender que la existencia se mide por instantes y que soy muy afortunada de tenerlos a mi lado y de mi lado.
Ni en mil años acabaría de agradecer a Dios por la bendición de haber tenido los padres y los hermanos que tuve, tanto los míos propios como los que en el camino encontré. Muchas gracias, mamá, papá, Gris y Bolo; son pilares en mi vida y su ejemplo me acompaña cada día.
Nena, Go, Chololoy, Marisol, Cuate, Joni, Verito, Jason, Agus, Beatriche, Daoiz, Ginny y Gris; son inmejorables compañeros de aventuras y de vida.
A.M.D.G.
Gracias a mi distinguido sínodo:
Dr. Gabriel Pliego Carrasco (presidente)
Mtro. Santiago Piñeirúa Zueras (vocal 1)
Mtra. Ma. Gabriela Herrera Castrillón (secretaria / tutora)
Gabriel,
una vez más te hago patente mi agradecimiento por haberme dado la oportunidad de profundizar en el conocimiento de una de mis grandes pasiones, la música. Admiro tu visión, tu entrega y tu capacidad de liderazgo al iniciar y sacar adelante una organización como la que hoy es la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Panamericana.
Piñe,
admiro tu entrega y tu pasión por lo que haces, así como tu enorme talento, siempre acompañado de sentido del humor y videos educativos; sin duda tu cátedra fue una de las más gratas y de las más desafiantes. Haber compartido cuatro años contigo será siempre uno de los highlights de la licenciatura.
Gaby,
eres una maestra excepcional, acertada guía en aspectos musicales, técnicos y en ocasiones, en circunstancias personales. Admiro tu talento, tu energía, tu tenacidad, tu musicalidad y tu cercanía. A instancias tuyas exploré el “lado obscuro” de mi voz, atreviéndome al mismo tiempo, a buscar nuevos colores y nuevos sonidos; me enseñaste que siempre hay algo extra por lograr y que el canto es una aventura que nunca termina de aprenderse y perfeccionarse.