J.S. BACH, sus cantatas, pasiones y oratorios (1)
Buss und Reu, de Matthäuspassion, BWV 244, 1ª. parte, no. 6
- • Año y lugar de composición: Leipzig, 1724-1727
- • Estreno: 11 de abril de 1727 en el Viernes Santo
- • Libreto: Christian Friedrich Henrichi “Picander”
- • Forma: Aria da capo A B A
- • Tonalidad principal: Fa# menor
Notas al Aria
Contexto:
La música jugó un papel fundamental en la tradición luterana, ya que era parte esencial tanto de la educación como del culto. Se le consideraba una influencia poderosa en las emociones, por lo que las interpretaciones musicales mantenían un propósito exegético más que estético. Este drama se desarrolla en tres niveles: el de los personajes que participan en él (Mateo, Jesús, Pedro, Judas, Pilato, el coro en su forma de multitud, y varios otros mencionados en el texto), el de la comunidad espiritual (representada por varios coros reflexivos y los corales), y el del creyente individual (cuyas reflexiones se desarrollan en las arias).
La escena que da contexto al aria inicia con la unción de Jesús por parte de una de las mujeres de Betania. Al ver semejante despilfarro, los apóstoles se indignan y comienzan a reñir a la devota seguidora, ya que el dinero empleado para obtener el aceite hubiera podido destinarse a solventar necesidades de los más pobres.
En el aria, la mujer reflexiona sobre el dolor y el arrepentimiento que le producen el destino del Salvador. Es una mezcla exquisita de pena y ternura, ya implícita en el texto, pero reafirmada de manera magistral por la música que lo acompaña. Iniciando por la tonalidad de la pieza, fa sostenido menor (igualmente adecuada para la pena y el amor según los teóricos de la época) y siguiendo con dinámicas suaves, tempo moderado y figuras melódicas llenas de significados.
Vale la pena hacer un esfuerzo por escuchar al mismo tiempo que la voz, la melodía del acompañamiento; no es gratuito que el músico de Eisenach sea considerado como uno de los máximos exponentes de la época barroca y el último gran maestro del contrapunto.
¿Cómo lo vió Bach?
El inicio de la pieza va siguiendo una trayectoria descendente, hasta llegar a la nota más grave, justo cuando el texto habla del corazón del pecador
(Sündenhertz). Cuando habla de la pesadumbre y el arrepentimiento
(Buss und Reu), invariablemente recurre a las disonancias o bien a saltos amplios entre notas, ambos recursos tremendamente expresivos, evidentes al oído y muy utilizados por los compositores cuando buscan dar un efecto de dureza, brusquedad o dolor. Dentro de la parte B, el carácter de la pieza se vuelve más delicado y cercano a la ternura y con un cierto dejo de esperanza. La armonía confirma e ilustra el significado del texto, a través de dos cadencias en tonalidad mayor. Cuando se habla de las lágrimas
(Zähren) que serán vertidas, el compositor toma valores de notas más cortos, dispuestas en discretos saltos tanto en la línea de canto como en el acompañamiento, buscando representar esas pequeñas gotas de agua
(Tropfen) que caen por el rostro.
¿Cómo lo recibieron sus contemporáneos?
J.S. Bach era considerado como uno de los mejores organistas de su época, aunque como compositor se le clasificaba como antiguo, pasado de moda y difícil de escuchar. Músico brillante, sus composiciones tenían un carácter más bien pragmático: era el responsable de componer la música para las fiestas de las cuatro iglesias de la ciudad de Leipzig, entre otras variadas obligaciones que le dejaban poco tiempo libre. Era de genio vivo, poco tolerante con la mediocridad en sus alumnos e instrumentistas y profundamente religioso.
Ni siquiera él mismo pudo suponer la enorme influencia que ejercería en la historia de la música; no es gratuito que el periodo barroco termine con el año de su muerte, 1750, cuando la música de ese estilo alcanzó su punto máximo.
Versiones que se pueden consultar: