Lieder Alemán
El género del Lied alemán desempeñó una función social y comercial en los salones de la alta sociedad durante gran parte del S. XIX.
Puede caerse en la tentación de asignarle un papel menor a este género; sin embargo, es necesario comprender que se trata de una creación artística que desempeñaba una función social importante. Así como las sinfonías y los conciertos se componían con una sala de conciertos en mente, buscando atraer un público numeroso; los compositores de lied buscaban crear una atmósfera íntima y mucho más sencilla, de manera que su música pudiera ser interpretada en salones y reuniones sociales, por amateurs competentes. Con este recurso, el artista generaba ingresos con la venta de sus partituras, daba a conocer su estilo compositivo, establecía buenas relaciones públicas dentro de los ambientes sociales más importantes y combinaba creaciones literarias, algunas provenientes de grandes poetas, con música.
Para disfrutar más intensamente este género musical es indispensable tener a la mano la traducción de los textos, así como una escucha repetida de los mismos, a fin de reconocer y percibir los pequeños detalles que hacen de éste un género sin par.
Notas a los lieder:
En un inicio, el lied se trataba de una composición cuya letra era de corte popular y su forma estrófica. Éste es el caso de Vergebliches Ständchen, cuya historia versa sobre un amor no correspondido con un tono juguetón y despreocupado. Conforme la pieza va avanzando, la parte del piano va introduciendo ligeras variaciones en las primeras dos estrofas; la tercera estrofa continúa con estas variaciones y pasa a un modo menor, muy acorde con lo que el texto expresa. De manera adicional y para dar una impresión más intensa, la parte del piano es progresivamente más densa. La última estrofa, en modo mayor, es la que tiene el carácter más juguetón de toda la pieza.
Mädchenlied, de forma A B mantiene una forma estrófica al inicio, aunque presenta una segunda parte contrastante, en modo mayor durante los compases iniciales. Resalta la melodía del piano, cuyas figuras rítmicas permiten suponer el incesante giro de las ruecas a las que alude el poema de Heyse (quien ganara el premio Nobel de Literatura en 1910) y que permiten imaginar la habitación de las jóvenes hilanderas. El pathos de la pieza se incrementa de manera gradual, para terminar en un acorde completamente inesperado.
Wie Melodien zieht es mir es un lied de corte aparentemente estrófico, en el que el compositor logra ilustrar magistralmente el texto de Klaus Groth, con sutiles variaciones melódicas y modulaciones inesperadas y originales, perfectamente insertas en los pocos compases de los que consta la pieza.