GIOVANNI BATTISTA PERGOLESI y su Stabat Mater. Un cambio de paradigma.
- • Año y lugar de composición: Nápoles, Italia. 1736
- • Estreno probable: Iglesia de San Luis del Palacio
- • Libreto: Jacopone da Todi
- • Forma: Aria da chiesa
- • Tonalidad principal: Quoe Moerebat - Mib mayor
Fac ut Portem - Sol menor
Notas a las dos arias
Contexto:
La tradición dicta que la composición de esta obra fue hecha en el lecho de muerte por el compositor italiano, consumido por la tuberculosis, en circunstancias similares a las que hoy identificamos como las que rodearon la composición del Requiem de Mozart. Algunos historiadores muy creativos del siglo XIX incluso llegaron a afirmar que su muerte a los 24 años fue resultado de un envenamiento por parte de un rival despechado, y no de la enfermedad pulmonar.
La verdad es que no existen fuentes confiables que permitan afirmar o refutar la primera de estas aseveraciones; por lo que respecta a la segunda, hoy se sabe que la causa de la temprana muerte del músico fue de carácter médico.
El Stabat Mater de Pergolesi se produjo como resultado de un encargo y se pensó como un reemplazo de la composición del mismo nombre escrita por Alessandro Scarlatti entre 1722 y 1725 para ser interpretada todos los Viernes Santos en la Iglesia de San Luigi de Palazzo en Nápoles. Tampoco queda claro si fue una comisión de los Cavalieri della Arciconfraternita della Beata Vergine dei Sette Dolori o bien, un encargo de un particular. Lo cierto es que Pergolessi recibió un anticipo por el trabajo cerca de una año antes de su conclusión en 1736.
Se trata de un himno latino cuya autoría se atribuye al monje medieval Jacopone da Todi y cuyo uso ha sido constante desde entonces, en ocasiones como parte de la liturgia romana y en otras, en celebraciones paralitúrgicas. Entre los compositores que han musicalizado este texto se encuentran Josquin de Prez, Antonio Vivaldi, Franz Haydin, Franz Schubert y Giaochino Rossini.
¿Cómo lo vió Pergolessi?
El texto utilizado está tomado de la versión “oficial” del Misal y Breviario Romanos de la época, aunque presenta leves discrepancias. Narra desde un punto de vista íntimo y humano, la escena donde la Virgen María ve la crucifixión de su Hijo y apela a nuestra compasión como creyentes, para que oremos con ella en dicho trance.
Quae Moerebat
quae moerebat, et dolebat,
et tremebat, dum videbat
nati poenas incliti.
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que lloraba con dolor
y que temblaba al ver
las penas de su Hijo amado!
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El aria Quae Moerebat parece salir del contexto en el que está inserta, tanto por el ritmo constante como por la tonalidad mayor. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que está colocada entre dos números extremadamente dramáticos, sobre todo el que le sigue Qui est homo, qui non fleret (Qué hombre no lloraría).
Desde el punto de vista de los diversos teóricos de la época, la tonalidad de Mib M es “cruel y dura” según Charpentier; “extremadamente patética (pathos)” según Mattheson. Charles Schubart la consideraba la tonalidad de la devoción y la conversación íntima con Dios, expresión de la Santísima Trinidad, al tener tres bemoles.
Fac ut portem
Fac ut portem Christi mortem
Passiones fac consortem,
et plagas recolere.
Fac me plagis vulnerari
Cruce hac inebriari
ob amorem filij
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Deja que lleve la muerte de Cristo,
el destino de su Pasión,
y que me quede con sus heridas.
Hiéreme con sus llagas
y haz que me embriague,
con el amor de tu Hijo en la Cruz.
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Esta aria representa un enorme contraste con el dueto anterior Sancta Mater, Hictus Hagas . Se trata de una pieza muy dramática, pausada y que desde la primera frase nos da un velo de tristeza y de impotencia, que poco a poco va dejando lugar a una atmósfera de ternura, resignación y compasión.
Por lo que se refiere a la tonalidad, se trata de una tonalidad casi perfecta, llena de dulzura y ternura, seria y magnífica, extremadamente flexible.
Es ésa una de las grandes aportaciones de Pergolesi; más que hacer una ostentación técnica per sé, busca pintar una amplia gama de emociones fugaces, tanto en el intérprete como en el escucha. Este magnífico cuadro sonoro se va develando poco a poco al escuchar la obra en su totalidad. Llena de detalles musicales, como los melismas (una sola sílaba que ocupa varias notas) y las apoyaturas (notas sucesivas que se interpretan en forma rápida y que producen una sensación de tensión o movimiento), Pergolesi pinta una imagen de llanto (melismas) y sollozos (apoyaturas), siempre dentro de los cánones del buen gusto.
¿Cómo lo vieron sus contemporáneos?
Si bien el Stabat Mater tuvo un gran éxito y se dió a conocer por Europa en relativamente poco tiempo, no faltaron los detractores de ese nuevo estilo que el joven Giovanni Battista propuso en su composición; reemplazó el complicado lenguaje armónico, los cromatismos y las inflexiones caraterísticas de la época por una obra mucho más simple, en la que la melodía tomó el papel central. Este nuevo estilo reflejaba también la manera en la que los artistas se acercaban al fenómeno religioso, prescindiendo de las ornamentaciones exageradas y los grandes alardes técnicos propios del barroco, en favor de una experiencia más cercana, más subjetiva, más emocional.
Versiones que se pueden consultar: