Voi che sapete
- • Año y lugar de composición: 1786, Viena, Sacro Imperio Romano
- • Estreno: Burgtheater, 1º de mayo de 1786
- • Libreto: Lorenzo dal Ponte, basada en una obra de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais
- • Articulación: Comedia per musica con Obertura y cuatro actos
- • Forma: A B A , con una sección de transición
- • Tonalidad principal: Si b mayor
Notas al Aria
Contexto dramático:
Se trata de una ópera bufa, en la que no podían faltar los enredos y los triángulos amorosos. Esta arietta es interpretada por Cherubino, un paje adolescente dominado por los impulsos propios de su edad, con una atracción intensa e irresistible hacia cualquier mujer que se cruce en su camino, especialmente la Condesa. En esta pieza, Cherubino profundiza el tema del aria que interpretó durante el primer acto Non so piú (No sé más) y se atreve a confesar su amor por la Condesa, frente a Susana como testigo. En ambas arias (Non so piú y Voi che sapete) muestra su confusión y deleite ante la mera posibilidad de ser correspondido en su intentos de seducción y efusiones amorosas (y si es por parte de la Condesa, mucho mejor).
Desde el punto de vista musical, esta aria es una pequeña joya, en la que el compositor dió rienda suelta a su proverbial sentido del humor y maestría técnica; el ritmo armónico que acompaña a una melodía pegajosa es muy intenso, dando idea de la agitación del espíritu del muchacho. El texto, aunque aparentemente inocente, puede ser leído en varios planos. Con un acompañamiento de pizzicato en las cuerdas, imitando a la guitarra que en escena toca Susana, Cherubino canta a las dos mujeres por momentos, pero también revela instantes de introspección (cuando la tonalidad cambia a modo menor).
La teoría de los afectos, omnipresente durante el Barroco, seguía teniendo relevancia. La tonalidad de Si b mayor se utilizaba para temas magníficos, divertidos y que daban idea de esperanza.
¿Cómo lo vió Mozart?
Mozart era contestatario por naturaleza. Con esta ópera lanza un desafío a la alta sociedad vienesa de la época, al proponer situaciones que trasgredían y revertían el orden social y moral imperante: ¿en dónde se había visto que un grupo de sirvientes hiciera burla y engañara a su señor (el Conde), buscando que éste renunciara al ius primae noctis o derecho de pernada y que al final de la obra, pidiera perdón por sus abusos? La pieza teatral original fue prohibida en Francia; por este motivo, Da Ponte reescribió los pasajes más escabrosos y moralmente censurables del original de Beaumarchais, para sortear así la censura imperial austrohúngara.
Desde el punto de vista musical, el famoso final del acto II marcó un hito en la historia de la ópera, al lograr que la acción y los enredos se desarrollaran a una velocidad vertiginosa, sin aria o recitativos, durante poco más de 20 minutos de música contínua.
Desde las primeras representaciones, logró un éxito asombroso; en cada uno de los números, el público pidió una repetición o encore, de tal forma que en representaciones posteriores, se acordó que los únicos números que podrían ser repetidos serían las arias. Cuando Mozart visitó Praga al año siguiente, dentro de su correspondencia con su padre, describe cómo las melodías de Fígaro se escuchaban por todos lados.